Sra. Hambre

La señora Hambre llegó muy temprano por la mañana, a punto de que sonara el reloj despertador. Se sirvió a despertarme con uno de sus espantosos gritos, con un sobresalto me sente de un jalón en la cama y tan sólo la mire, la mire fijamente por un instante y me di de vueltas en la cama, y volví a cerrar mis ojos. Ella muy considerada se dirigió hacia el otro extremo de la cama, me miró muy tiernamente y… zaz, un golpe en el estomago que me deja sin aliento y casi me desmaya. Aturdido y desorientado por el tamaño del golpe me puse de pie y camine hacia ella, y con voz suave le dije: “ya te oí; desde la primera vez he escuchado tu amarga voz ¡¿Porqué no te largas de aquí y vas a molestar a otro?! Pero ya veras, ya veras, te voy a presentar a un amigo; Sr. Cereal con leche le presento a la Sra. Hambre”. La Sra. Hambre lo tomó de la cuchara y poco a poco se fue desvaneciendo, muriendo lentamente. Yo, por mi parte guardé un minuto de silencio en su honor.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Esta muy bueno, me pareció bastante original...sigue publicando cosas similares.
Atte El lalo

Citando a Victor. Mis respetos

Anónimo dijo...

¿Qué tan seguido tienes a tu lado a la señora hambre?
¿Qué me dices de la señora luna?
¿o a la señora estrella?

creo que tienes muchas señoras, que poligamo!

Atte
ecstasy