UTOPÍA MEXICANA

“Mexicano que comes esperanza:
¿Aún crees que tus ojos gobiernan la faz de tu tierra?
El poder no esta en el peso de tu cruz,
Sino en la fuerza de tus manos”

Libertad: Facultad natural del hombre para obrar de una manera o de otra.
Libertad como derecho u obligación es un precepto que no entendíamos en épocas pasadas; esclavitud, religión, necesidad, y otras muchas cosas nublaban nuestra mente. Y apenas con poco más de una década, la palabra libre retumba en nuestras cabezas y aunque sólo el eco llegó a nuestra mente, no sabemos si deseamos o entendemos esa libertad.
El sueño de todo mexicano es la libertad. Libertad para hablar y escuchar, para educar y ser educados, para escoger y ser escogidos; libertad de pertenecer a una idea o ser dueño de ella. Y me limito a la palabra mexicano tan sólo porque yo soy parte de esta cultura. Por lo tanto, la palabra libre agregada a la palabra pueblo es sinónimo de preocupación para cada uno de nosotros los mexicanos.
Si dividimos la palabra Libertad en fragmentos encontramos un concepto muy interesante, Democracia: Sistema político fundamentado en el principio de la elección de los gobernantes por el pueblo. Dentro de nuestra democracia existe la duda de que la democratización sea un hecho dado o si sólo es un significado que encontramos por ahí. Yo creo que es un sueño de nuestra casta religión política, e ignoramos si la democracia de nuestro país, que tanto nos empapa la cara con saliva de libertad, existe o si tan sólo es un mito de la antigua Grecia.
La capacidad de elegir a nuestros gobernantes nos hace parte de la democracia pero no parte del gobierno, bueno eso es lo que entendemos. Por esa razón yo la llamaría “mediocracia” o democracia a medias, como lo prefieran ustedes. Pero eso no es lo importante, lo que si importa es a quien culpamos y que hacemos para resolverlo. Culpamos de la mediocre democracia, por falta de pueblo, a los políticos que moran en las cámaras de legislación; y por falta de información y un poco de cultura, olvidamos que trabajan para nosotros y eso nos hace culpables a todos.
El color de un partido y la esperanza de un pueblo son una insignificancia sin consecuencia o consecuentemente problemática para sí. No sólo los políticos deben tener conciencia de lo que democracia significa, democracia también representa la capacidad de elegir. El pueblo es el gobierno primordial: secretarias, gerentes, policías, padres, hijos, peatones y todo aquel capaz de decidir.
Así pues, aunque existan miles de partidos políticos y gane el mejor o peor de estos, somos nosotros, personas; los dirigentes de esta cultura. El mismo presidente es una persona común y corriente que come y descome como cualquiera de nosotros. Hay que crear una conciencia de comunidad en la recta de nuestro país, ahí estamos nosotros, los políticos de México, y es nuestra propia decisión la que da el paso a los peatones en la calle y no las líneas amarillas sobre ésta. Tenemos que trabajar para los demás, si trabajamos para los demás trabajamos para nosotros. Es nuestro propio trabajo la mejor propaganda de nosotros mismos.
Y si les parece que he mencionado demasiado la palabra democracia, es porque democracia es la parte importante del pueblo. Democracia es unidad de personas, personas que eligen a sus gobernantes. Y hay que recordar que callar no es derecho ni virtud, es parte de la ignorancia que nos ata a la pobre-cracia de nuestro país.
Hay que actuar, y hay que hacerlo con clara conciencia de consecuencia. Prever es cuidar a nuestros hijos, es amar a México.