Joshua, hecho un manojo de revoluciones con palabras, se mantiene inmóvil dentro de su cascaron de hojas secas… Torturado por el eco de su pensamiento, se dio cuenta de que estaba solo. Aún cuando dentro de si amaba el silencio de la soledad, era en ese momento en que se daba cuenta de su soledad.
Joshua era solitario, y disfrutaba de su mente en silencio, le agradaba escuchar el eco de sus pensamientos mientras rechazaba la compañía de los demás jóvenes. Nunca se había sentido solo, sólo creía fielmente en su amada soledad.
Mientras se levantaba, podía sentir el dolor de sus heridas mas no estaba consiente de éste. Miró a su alrededor y estrechó sus manos contra el pecho, como si desease desgarrarse por completo. Él estaba solo, por primera vez buscaba compañía y sentía pena por él mismo, miraba los árboles esperando que uno de ellos le dirigiese una palabra.